Dejando al margen medidas preventivas como la higiene y la bioseguridad (de importancia más que considerable pero que no son el objetivo de este artículo), un programa vacunal adecuado debe ser considerado como un arma potente frente a la prevención de la mixomatosis.
¿Y cuál es el programa vacunal idóneo frente a esta enfermedad?
Aunque nos gustaría ser capaces de desarrollar la respuesta a esta pregunta de forma breve y concisa, lo cierto es que frente a una enfermedad tan compleja, el argumento se vuelve también complejo, de manera que nos vemos forzados a responder con un insatisfactorio “depende”.
Si bien es cierto que existen planes vacunales generales que pretenden facilitar y simplificar esta cuestión, es difícil que estos tengan en cuenta la situación y las peculiaridades de cada explotación, de modo que las recomendaciones que contienen son solo orientativas y deben ser supervisadas por un profesional veterinario que conozca la explotación.
Recordemos que existen dos tipos de vacunas para la profilaxis de la mixomatosis, lo cual proporciona todavía más flexibilidad a la hora de establecer el programa vacunal (por si no fuera ya suficientemente complicado): las homólogas y las heterólogas.
Teniendo en cuenta las características de cada una y tratando de sacar el máximo partido a las ventajas que nos ofrecen, a continuación se presentan los diversos planes vacunales recomendados:
PLAN VACUNAL MIXTO:
- Primovacunación con vacuna heteróloga.
- Revacunación con homóloga, pero mínimo 1,5-2 meses después de la primovacunación, para evitar el efecto neutralizador de la heteróloga.
- Revacunar con homóloga cada 6 meses.
Este programa vacunal mixto se considera como el “plan estándar”. Por una parte nos beneficiamos de las ventajas de una primovacunación con heteróloga (menor reacción vacunal) y después revacunamos con homóloga para asegurarnos una protección más sólida. Se recomienda revacunar mínimo entre 1,5 y 2 meses después de la primovacunación con heteróloga, para evitar el efecto neutralizador que la vacuna homóloga puede ejercer sobre la inmunidad conferida por las heterólogas.
PLAN VACUNAL HETERÓLOGO:
- Revacunar cada 4 meses (3 veces al año) con vacuna heteróloga.
- Frente a situaciones de baja presión de infección, se puede optar por el uso exclusivo de vacunas heterólogas, aunque esto implique revacunaciones más frecuentes. Dependiendo de nuestras condiciones de manejo es posible que esta opción nos resulte igualmente cómoda.
PLAN VACUNAL HOMÓLOGO:
Revacunar cada 6 meses con vacuna homóloga.
Frente a situaciones de riesgo medio-alto, se recomienda vacunar con vacuna homóloga desde la primovacunación y continuar con revacunaciones periódicas cada 6 meses.
Situaciones de alto riesgo de contagio incluyen explotaciones con casos crónicos o recurrentes de mixomatosis, zonas geográficas de alta incidencia de la enfermedad, zonas de alta densidad de explotaciones, etc.
Un punto interesante a considerar es que, para que un programa de vacunación tenga éxito, se debe garantizar una buena inmunidad poblacional en la explotación. Es decir, que debe haber un mínimo de animales correctamente inmunizados para poder resistir una posible infección, ya que de este modo ponemos barreras a la transmisión del virus de un individuo a otro y a su propagación.
Otro factor a tener en cuenta para es la interferencia de la inmunidad maternal. Los estudios serológicos demuestran que los gazapos mantienen la inmunidad transmitida por la madre hasta aproximadamente los 28-30 días de vida. Obviamente existe cierta variación individual en este parámetro (algunos gazapos la perderán antes y otros un poco después), pero podemos tomar estos valores como referencia. Por este motivo, vacunar animales menores de 30 días de edad no garantiza una correcta inmunización y si nos vemos forzados a hacerlo, debemos tener en cuenta que la duración de la inmunidad se verá afectada.
Este fenómeno plantea otro problema y es que, en general, el momento recomendado para la primovacunación es la entrada a la reposición (dos meses de edad aproximadamente), lo cual deja “desprotegidos” a los animales de entre 28 días y dos meses de edad, puesto que ya no presentan inmunidad maternal y tampoco han sido vacunados.
La vacunación sistemática del engorde no suele formar parte de los planes de vacunación debido al laborioso trabajo que ello supone. Por el contrario, los programas vacunales se centran en inmunizar a las reproductoras porque son el activo de la explotación, al cual debemos dedicar especial esfuerzo y recursos. Se asume que un programa vacunal adecuado y constante mantiene altos niveles de inmunidad en estas hembras, consiguiendo así un buen nivel de inmunidad poblacional en la explotación, que tal y como se ha señalado anteriormente, dificulta el contagio entre animales y la propagación de la enfermedad.
La seguridad y eficacia de la vacuna han sido testadas en animales de 30 días y se puede contemplar la posibilidad de vacunar gazapos destetados a esa edad, pudiendo espaciar la revacunación en los animales que se seleccionarán como futuras reproductoras. Esta sería una opción en situaciones de especial riesgo y/o en casos recurrentes o cronificados de mixomatosis, pero en cualquier caso, se recomienda consultar previamente con un profesional veterinario, que seguirá las recomendaciones generales pero podrá adoptar las medidas que mejor se adecuen a las necesidades específicas de cada explotación.
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